Torpe aquí como siempre: tropezándome con la melancolía de los recuerdos y cayendo sobre tu costumbre de acariciarme los labios… Tus hábitos han quedado en la forma de moverme, en la forma de tocarme, en la forma de verme.
Mi cuerpo te extraña -pienso que no a ti sino a tus maneras- mi (tu) costumbre se convierte en anhelo y éste en melancolía mientras me voy desvaneciendo hacia mi realidad, surgiendo de esas corrientes que arrastran mi mente hacia ti y mis manos hacia mí
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