Dios nos perdió la fe

Dios nos perdió la fe, me lo contó en el purgatorio, a donde voy los domingos a buscar buenas historias con malos finales. Lo supe entre el cuarto y el sexto café (ese día llegamos a diez).

La religión de Dios era la humanidad “Pero me cansé de que no escucharan mis plegarias. Cómo voy a creer en quien no cree en mí” Me confesó mientras le echaba un poco más de coñac al café.

Dios está viviendo en el purgatorio. Se le acusa de crear al hombre y así aterrorizar a Gaia.

María quiere el divorcio, Él sólo quiere sexo “Es lo más cerca que puedo estar ahora del cielo”.

Por su parte el Diablo se tatuó mi nombre, ahí donde se sacó una costilla para crearme a mí.

 Al final me enamoré de Dios, Él me engañó con Magdalena y lloré, y el Diablo me consoló (aunque yo sé que fue él quien puso la tentación) Y ya para los ésjata perdoné, pero no olvidé.

Ahora el Diablo me volvió a hablar (yo no como manzanas pero tomo sidra) y Dios y yo dejamos de tertuliar. María sigue en el cielo, tiene un affaire con Elías. Actualmente voy para allá los domingos, a buscar malas historias con buenos finales. A veces soy yo quien responde los timbres al cielo con un “Cerrado hasta nuevo aviso” unas personas se quejan y otras lloran. Pero a mí ya no me importa.

Dios nos perdió la fe, nosotros lo perdimos a Él y Él a mí. Pero está bien. Ahora el Diablo me encontró a mí, María a Elías y la humanidad puede imaginarse que fue cualquier otra mentira.